domingo, 19 de diciembre de 2010

Desvivirse por una causa

Por Ornella Q.

Suena fácil decir que si uno quiere algo hay que “desvivirse” para alcanzarlo. Y al decirlo uno se llena de la convicción necesaria. Pero, ¿acaso con el tiempo se va desgastando ese convencimiento? Quizás sí. Pero no del todo.

Cuando se quiere vivir la vida de una forma que llene de felicidad cada espacio del tiempo, no hay manera que se desgaste la seguridad de lo que se desea.

“No cuesta nada soñar”. Lo que cuesta es hacer realidad el sueño. Lo que cuesta es despertar bruscamente y darse cuenta hasta dónde se llegó. Sacudir la pereza que pueda traer el tiempo, saltar del adormecimiento y correr al objetivo.

Porque si se sube al tren sin estar ciento por ciento seguro de que se quiere correr los riesgos, significa haberse subido al tren equivocado.

Entonces, no hay otra persona más segura de lo que quiere que uno mismo. No pueden venir de afuera para hablar sin decir nada.

Uno puede vivir de lo que le gusta, ¡claro que sí!, si para eso se desvive a cada instante. Y lo hace de forma automática, ya no pensando concientemente. Uno internaliza la convicción y de la mano le sigue el “desvivirse”. A veces ya ni molesta. Otras, hace cosquillas. Pero no llega a derrumbar por completo lo construido.

En fin, desvivirse se puede, si se quiere, si se anhela, se desea, se busca. No es fácil ¿quién dijo que sí? Pero al fin y al cabo eso es vivir.

30 de noviembre 2010

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