miércoles, 29 de diciembre de 2010
El amor es un medicamento para los dolores
Siempre se sostuvo que el amor es el remedio para todos los males. Investigadores de Estados Unidos decidieron probarlo científicamente. Los resultados arrojados revelan que el sentirse enamorado ayuda a mitigar dolores corporales.
Una investigación realizada por un grupo de expertos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford asegura que el estado de enamoramiento en las personas ayuda a mitigar ciertos dolores físicos. El estudio se dio a conocer en una publicación de la revista PLoS ONE del 13 de octubre pasado.
El grupo estaba liderado por el jefe de la División de Manejo del Dolor, Sean Mackey, quien dijo que “encontrar placer en las actividades, y con tu pareja, puede tener múltiples beneficios, incluida la reducción del dolor”.
El estudio se basó en la observación a 15 estudiantes de ambos sexos, de la misma universidad, de entre 19 y 21 años, quienes se encontraban en una “etapa temprana de amor apasionado”, con aproximadamente un año de relación con sus respectivas parejas.
Mackey y uno de sus colegas el doctor Jarred Younger colocaron avisos en la universidad para llamar la atención de los estudiantes y así poder realizar el estudio.
Cada uno de los estudiantes debía llevar una foto de su ser amado. Un simulador computarizado les hacia sentir un leve dolor –similar a quemarse con una sartén caliente- durante 30 segundos en la palma de la mano mientras un escáner de imágenes de resonancia magnética funcionales (IRMF) examinaba cuales eran los sistemas cerebrales que se ponían en funcionamiento.
Los resultados demuestran que pensar en el ser amado disminuye la percepción del dolor. Ya que según Mackey el alivio provocado cuando los participantes pensaban en sus seres amados fue comparable a la morfina y a otros analgésicos.
El amor involucra sistemas dependientes de la dopamina, un químico cerebral que nos hace sentir bienestar. Las drogas sintéticas que activan directamente ese químico cerebral tienden a ser altamente adictivas.
4 de noviembre del 2010
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Redes sociales como medios de información
Las redes sociales invaden la sociedad en la actualidad. Comenzaron sólo como páginas webs de contactos entre personas en cualquier lugar del mundo. Son parte de contactos directos con políticos. Pero hoy en día además funcionan como fuentes de información, tanto para los diarios como para los demás medios de comunicación. ¿Será una nueva modalidad del periodismo para conseguir información rápida?
Las comunidades sociales nacieron como forma de contacto entre personas de grupos específicos. En el caso de Facebook, esos contactos se mantenían entre universitarios. La masividad de la red permitió que se expanda por fuera del grupo de académicos.
Pero en la comunidad Twitter las “relaciones” entre los contactos cambian en comparación con Facebook. Ya que una de las diferencias de esta red social es que ofrece la posibilidad de “seguir” y leer tweets de otras personas sin necesidad de una autorización que lo permita.
Twitter nació en 2006 pero fue en 2009 cuando comenzó a utilizarse de manera más amplia, es decir de forma masiva. Personas de todo el mundo comparten información de todo tipo desde sus servidores de Internet y sus celulares (popularizándose el modelo Blakberry) publicando fotografías, vídeos y relatos.
Diarios nacionales como La Prensa o Tiempo Argentino en sus ediciones impresas destinan parte de sus páginas internas (en el caso de La Prensa la contratapa) a diferentes tweets de personalidades tanto de la política como del espectáculo.
Puede leerse, escucharse o verse noticias “levantadas” desde las redes sociales de los políticos de nuestro país. Twitter, caracterizada por su inmediatez y brevedad mayor que la del Facebook, es la red social por excelencia de los funcionarios, ya que la información la brindan ellos mismos sin intermediarios. Ya no son frecuentes los comunicados de prensa, sino que realizan los anuncios oficiales mediante esta vía de comunicación.
Con un espacio máximo de 140 caracteres en cada tweet, los políticos anuncian sus proyectos, expresan sus opiniones y también confrontan entre ellos. Desde allí los medios de comunicación –y demás seguidores- pueden enterarse de las últimas acciones de los funcionarios de la manera más instantánea posible.
La Presidenta es la dirigente más popular de esta red social con más de 100 mil seguidores, como puede verse en el perfil de su cuenta oficial. Luego el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, tiene alrededor de 62 mil seguidores en su cuenta, y el ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman, posee aproximadamente 21 mil.
En una nota publicada en el diario Tiempo Argentino del 27 de octubre pasado sobre las nuevas tecnologías en el periodismo, el presidente de la agencia de noticias Efe, Alex Grijelbo, señala que “la aparición de Internet permite que cualquiera en cualquier momento transmita todo tipo de información”. En el ciberespacio cualquier persona con acceso a Internet y con una cuenta personal en Twitter puede intervenir y plasmar su opinión o idea, así como también puede dar a conocer su parecer a algún político de manera directa.
El periodismo debe adaptarse a las nuevas modalidades de comunicación y transmisión de información. Los portales web de diversos diarios tanto nacionales como regionales dan la posibilidad de seguirlos por Facebook y/o por Twitter, permitiendo así una vinculación directa con el lector.
27 de octubre 2010
Las comunidades sociales nacieron como forma de contacto entre personas de grupos específicos. En el caso de Facebook, esos contactos se mantenían entre universitarios. La masividad de la red permitió que se expanda por fuera del grupo de académicos.
Pero en la comunidad Twitter las “relaciones” entre los contactos cambian en comparación con Facebook. Ya que una de las diferencias de esta red social es que ofrece la posibilidad de “seguir” y leer tweets de otras personas sin necesidad de una autorización que lo permita.
Twitter nació en 2006 pero fue en 2009 cuando comenzó a utilizarse de manera más amplia, es decir de forma masiva. Personas de todo el mundo comparten información de todo tipo desde sus servidores de Internet y sus celulares (popularizándose el modelo Blakberry) publicando fotografías, vídeos y relatos.
Diarios nacionales como La Prensa o Tiempo Argentino en sus ediciones impresas destinan parte de sus páginas internas (en el caso de La Prensa la contratapa) a diferentes tweets de personalidades tanto de la política como del espectáculo.
Puede leerse, escucharse o verse noticias “levantadas” desde las redes sociales de los políticos de nuestro país. Twitter, caracterizada por su inmediatez y brevedad mayor que la del Facebook, es la red social por excelencia de los funcionarios, ya que la información la brindan ellos mismos sin intermediarios. Ya no son frecuentes los comunicados de prensa, sino que realizan los anuncios oficiales mediante esta vía de comunicación.
Con un espacio máximo de 140 caracteres en cada tweet, los políticos anuncian sus proyectos, expresan sus opiniones y también confrontan entre ellos. Desde allí los medios de comunicación –y demás seguidores- pueden enterarse de las últimas acciones de los funcionarios de la manera más instantánea posible.
La Presidenta es la dirigente más popular de esta red social con más de 100 mil seguidores, como puede verse en el perfil de su cuenta oficial. Luego el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, tiene alrededor de 62 mil seguidores en su cuenta, y el ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman, posee aproximadamente 21 mil.
En una nota publicada en el diario Tiempo Argentino del 27 de octubre pasado sobre las nuevas tecnologías en el periodismo, el presidente de la agencia de noticias Efe, Alex Grijelbo, señala que “la aparición de Internet permite que cualquiera en cualquier momento transmita todo tipo de información”. En el ciberespacio cualquier persona con acceso a Internet y con una cuenta personal en Twitter puede intervenir y plasmar su opinión o idea, así como también puede dar a conocer su parecer a algún político de manera directa.
El periodismo debe adaptarse a las nuevas modalidades de comunicación y transmisión de información. Los portales web de diversos diarios tanto nacionales como regionales dan la posibilidad de seguirlos por Facebook y/o por Twitter, permitiendo así una vinculación directa con el lector.
27 de octubre 2010
domingo, 19 de diciembre de 2010
Desvivirse por una causa
Por Ornella Q.
Suena fácil decir que si uno quiere algo hay que “desvivirse” para alcanzarlo. Y al decirlo uno se llena de la convicción necesaria. Pero, ¿acaso con el tiempo se va desgastando ese convencimiento? Quizás sí. Pero no del todo.
Cuando se quiere vivir la vida de una forma que llene de felicidad cada espacio del tiempo, no hay manera que se desgaste la seguridad de lo que se desea.
“No cuesta nada soñar”. Lo que cuesta es hacer realidad el sueño. Lo que cuesta es despertar bruscamente y darse cuenta hasta dónde se llegó. Sacudir la pereza que pueda traer el tiempo, saltar del adormecimiento y correr al objetivo.
Porque si se sube al tren sin estar ciento por ciento seguro de que se quiere correr los riesgos, significa haberse subido al tren equivocado.
Entonces, no hay otra persona más segura de lo que quiere que uno mismo. No pueden venir de afuera para hablar sin decir nada.
Uno puede vivir de lo que le gusta, ¡claro que sí!, si para eso se desvive a cada instante. Y lo hace de forma automática, ya no pensando concientemente. Uno internaliza la convicción y de la mano le sigue el “desvivirse”. A veces ya ni molesta. Otras, hace cosquillas. Pero no llega a derrumbar por completo lo construido.
En fin, desvivirse se puede, si se quiere, si se anhela, se desea, se busca. No es fácil ¿quién dijo que sí? Pero al fin y al cabo eso es vivir.
30 de noviembre 2010
Suena fácil decir que si uno quiere algo hay que “desvivirse” para alcanzarlo. Y al decirlo uno se llena de la convicción necesaria. Pero, ¿acaso con el tiempo se va desgastando ese convencimiento? Quizás sí. Pero no del todo.
Cuando se quiere vivir la vida de una forma que llene de felicidad cada espacio del tiempo, no hay manera que se desgaste la seguridad de lo que se desea.
“No cuesta nada soñar”. Lo que cuesta es hacer realidad el sueño. Lo que cuesta es despertar bruscamente y darse cuenta hasta dónde se llegó. Sacudir la pereza que pueda traer el tiempo, saltar del adormecimiento y correr al objetivo.
Porque si se sube al tren sin estar ciento por ciento seguro de que se quiere correr los riesgos, significa haberse subido al tren equivocado.
Entonces, no hay otra persona más segura de lo que quiere que uno mismo. No pueden venir de afuera para hablar sin decir nada.
Uno puede vivir de lo que le gusta, ¡claro que sí!, si para eso se desvive a cada instante. Y lo hace de forma automática, ya no pensando concientemente. Uno internaliza la convicción y de la mano le sigue el “desvivirse”. A veces ya ni molesta. Otras, hace cosquillas. Pero no llega a derrumbar por completo lo construido.
En fin, desvivirse se puede, si se quiere, si se anhela, se desea, se busca. No es fácil ¿quién dijo que sí? Pero al fin y al cabo eso es vivir.
30 de noviembre 2010
sábado, 18 de diciembre de 2010
El deber de informar (oculto en algún lugar)
Por Ornella Q.
En la actualidad se puede notar que el trabajo periodístico ha perdido su valor original, la esencia informativa crítica que daba la característica más importante, si no la única, del periodismo. Informar es, o era, el primer mandamiento. Informar para un enriquecimiento democrático. Últimamente el mercado ha ganado terreno en los medios, porque el mercado es el que rige la cultura de masas. Y como consecuencia ha influido en la formación profesional del periodista, de aquel sujeto espejo de la realidad, ya que se modifica su lugar de trabajo. Para mí, esa es la causa de la pérdida de la prioridad de aquel primer mandamiento del que hablaba. El periodismo es manejado por las leyes de mercado.
Para demostrar que hoy sólo reina la empresa en los medios, voy a exponer las razones por las que me resulta visible esta mutación inútil de la verdadera labor periodística, y como ello influye determinantemente en la suposición de informar.
Hoy en día el periodista opera con una mentalidad puesta en los índices de audiencia, priorizando ahora entretener, que en la ecuación da igual a mayor atención de las masas, un mayor alcance del mensaje persuasor que se quiere hacer circular. Siempre hablando de la televisión. Porque la mayoría de la gente se informa por medio de la televisión, y gracias a eso se vuelve en la reina de los medios. El periodismo televisivo es el “monopolio formador de las mentes del público”.
¿Por qué priorizar el entretenimiento? ¿Por qué volver a la noticia un simple espectáculo? Porque ahora la información es mercancía, por ende vehículo de poder. “La información se considera antes que nada como una mercancía, y este carácter predomina ampliamente respecto a la misión fundamental de los media: aclarar y enriquecer el debate democrático”. Y la televisión es una pieza fundamental, indiscutiblemente primaria. A mi entender por la razón de ser el medio más masivo, de mayor y de mejor acceso.
Pero más importante aún, por su capacidad de emitir imágenes. Imágenes que supuestamente me permiten ver la realidad al instante en que ocurren los hechos. En realidad, no es más que una mentira, es solo “artefactualidad”, la realidad producida, montada ficcionalmente. Son sólo partes de un todo inabarcable, que es la realidad.
Pero se lo ve como verdadero porque a través de diferentes mecanismos, invisibles y no tanto, permite crear un efecto de realidad en la audiencia. Justamente por su valor visual, porque si yo veo, comprendo. Si las imágenes que estoy viendo me causan algún tipo de emoción, quiere decir que son verdaderas. “Si la emoción que usted siente viendo el telediario es verdadera, la información es verdadera”.
El periodismo ha caído en el pozo sin fondo de dejarse manejar por la televisión, de dejarse manejar cual títere de trapo por lo que puede generar la televisión. ¿Dónde se encuentra el deber de informar? ¿Por qué queda relegado a un costado? Por una competitividad mediática sin límites hoy en día, a tal punto de desinteresar la cuestión de dar información útil. O sólo dar las noticias que para los periodistas son importantes, justamente esa noticia que lleva a la atracción del público y por ende a la búsqueda de éxito comercial. El periodista se ve asediado por la competencia, claro está entre ellos mismos, traducido en noticias exclusivas que le permitan mostrar algún hecho antes que sus rivales. Porque es así como se ven entre colegas, como rivales en una guerra. Hay una redefinición del rol periodístico.
El principio de selección es ahora el primer mandamiento. Buscar lo espectacular de la realidad, lo que atraiga a los telespectadores. Se busca captar audiencia como si fuera cazar moscas con un papel azucarado arriba de la mesa. Mediante hechos violentos, de crímenes, de maltratos, de gente del espectáculo que nada aporta. Por eso se da la banalización de la información. Porque hay noticias que tienen la capacidad de atraer un gran número de audiencia, entonces se les dedica más tiempo que a otras. Ocurre todo el tiempo. Yo cambio de canal de un noticiero a otro, en cualquier hora del día, aún más en lo canales exclusivos de noticias, y están desarrollando la misma noticia, por ejemplo el tema de los “barrabravas” que tuvieron que volver de Sudáfrica sin poder asistir al mundial, y hasta es probable que con las mismas imágenes y con las mismas palabras extraordinarias. Y es muy probable también que esa noticia no sirva de nada para la audiencia, sí para los medios, recordemos la necesidad de atraer al público. “Impulsadas por la competencia por las cuotas de mercado, las cadenas de televisión recurren cada vez mas a los viejos trucos de los periódicos sensacionalistas y dedican el espacio más importante a la crónica de sucesos y a las noticias deportivas”.
Es un efecto homogeneizante. Es un mimetismo entre todos los medios, y un efecto de “bola de nieve”, donde lo que muestra la televisión sirve de guía para los demás medios, tanto para la prensa escrita como para la radio.
Todo esto me puede ayudar a mostrar cómo hoy la televisión forma, o mejor dicho deforma tanto la labor del periodista, como las mentes del público. Todo está relacionado con el villano mercado.
De todas formas aclaro que el periodista no es un simple observador pasivo, es decir la marioneta inmóvil, en todo este juego de manipulación, o tratamiento de manipulación, y mucho menos una victima. Ya que se ha dejado maniobrar mansamente, y es cómplice de tal causa, (¿acaso por miedo a “extinguirse”?), además de por las leyes del mercado, por lo que la gente quiere ver, quiere escuchar, y quiere opinar con el vecino al día siguiente de ver la noticia, lo que le causó tal noticia. Porque ahora éstas se hacen en referencia a lo que la gente pide, lo que el público desea ver, esto como consecuencia de un alejamiento, una desvinculación con la política, un descreimiento en ella. Es obvio que esto no favorece a la información objetiva.
Ahora bien, volviendo al tema de ver es igual a comprender. Ramonet indica que en realidad no es así como debe darse la ecuación. Adhiero con esta afirmación, porque para poder entender y comprender la profundidad de un hecho se debe acudir a la reflexión. A un análisis critico, un análisis mental si se quiere, para poder vislumbrar el verdadero significado de lo que se está mostrando. Pero el público está dentro de una pasividad provocada justamente por la televisión, y esto se ve claramente hoy en día, que impide crear conciencias críticas sobre lo que ocurre en la realidad. Es un “efecto narcotizante”. La audiencia se encuentra bombardeada por “información”, que termina llevando a un punto de des-información. Porque tanta información que reciben, no la pueden digerir bien, por ende, comprender lo verdadero.
Existe hoy una tendencia a creer que el periodista ya no sirve para nada, que el público no necesita del intermediario periodista, de aquel espejo de la realidad que más arriba mencioné. Que está en vías de extinción, como si fuera un dinosaurio. Extintos en el sentido de su característica principal, llevar los hechos del mundo a la mesa de cada hogar, para cada familia, siendo objetivo en el desarrollo de la noticia, porque esa es su función. En fin, ese primer mandamiento que se debe volver a tomar como principal.
Dejo en claro que el deber de informar está oculto en alguna parte, como jugando a la escondida queriendo ser “descubierto”. Queriendo ser librado de ataduras villanas que pretenden manipular el original valor del periodista.
Entonces hay que permitir una nueva redefinición del rol. Si hubo una redefinición al permitir el arrollador ingreso del mercado a la información masiva, debe haber una vuelta de tuerca que nos lleve a los orígenes esenciales del periodismo, al valor democrático de la información, la emisión de muchas voces, tanto diferentes como iguales, que puedan fundamentar su postura. En mi opinión, es la solución más adecuada, si no la única, que se puede encontrar. Hay que decir piedra libre al deber de informar, volver a entronizarla.
28 de julio 2010
En la actualidad se puede notar que el trabajo periodístico ha perdido su valor original, la esencia informativa crítica que daba la característica más importante, si no la única, del periodismo. Informar es, o era, el primer mandamiento. Informar para un enriquecimiento democrático. Últimamente el mercado ha ganado terreno en los medios, porque el mercado es el que rige la cultura de masas. Y como consecuencia ha influido en la formación profesional del periodista, de aquel sujeto espejo de la realidad, ya que se modifica su lugar de trabajo. Para mí, esa es la causa de la pérdida de la prioridad de aquel primer mandamiento del que hablaba. El periodismo es manejado por las leyes de mercado.
Para demostrar que hoy sólo reina la empresa en los medios, voy a exponer las razones por las que me resulta visible esta mutación inútil de la verdadera labor periodística, y como ello influye determinantemente en la suposición de informar.
Hoy en día el periodista opera con una mentalidad puesta en los índices de audiencia, priorizando ahora entretener, que en la ecuación da igual a mayor atención de las masas, un mayor alcance del mensaje persuasor que se quiere hacer circular. Siempre hablando de la televisión. Porque la mayoría de la gente se informa por medio de la televisión, y gracias a eso se vuelve en la reina de los medios. El periodismo televisivo es el “monopolio formador de las mentes del público”.
¿Por qué priorizar el entretenimiento? ¿Por qué volver a la noticia un simple espectáculo? Porque ahora la información es mercancía, por ende vehículo de poder. “La información se considera antes que nada como una mercancía, y este carácter predomina ampliamente respecto a la misión fundamental de los media: aclarar y enriquecer el debate democrático”. Y la televisión es una pieza fundamental, indiscutiblemente primaria. A mi entender por la razón de ser el medio más masivo, de mayor y de mejor acceso.
Pero más importante aún, por su capacidad de emitir imágenes. Imágenes que supuestamente me permiten ver la realidad al instante en que ocurren los hechos. En realidad, no es más que una mentira, es solo “artefactualidad”, la realidad producida, montada ficcionalmente. Son sólo partes de un todo inabarcable, que es la realidad.
Pero se lo ve como verdadero porque a través de diferentes mecanismos, invisibles y no tanto, permite crear un efecto de realidad en la audiencia. Justamente por su valor visual, porque si yo veo, comprendo. Si las imágenes que estoy viendo me causan algún tipo de emoción, quiere decir que son verdaderas. “Si la emoción que usted siente viendo el telediario es verdadera, la información es verdadera”.
El periodismo ha caído en el pozo sin fondo de dejarse manejar por la televisión, de dejarse manejar cual títere de trapo por lo que puede generar la televisión. ¿Dónde se encuentra el deber de informar? ¿Por qué queda relegado a un costado? Por una competitividad mediática sin límites hoy en día, a tal punto de desinteresar la cuestión de dar información útil. O sólo dar las noticias que para los periodistas son importantes, justamente esa noticia que lleva a la atracción del público y por ende a la búsqueda de éxito comercial. El periodista se ve asediado por la competencia, claro está entre ellos mismos, traducido en noticias exclusivas que le permitan mostrar algún hecho antes que sus rivales. Porque es así como se ven entre colegas, como rivales en una guerra. Hay una redefinición del rol periodístico.
El principio de selección es ahora el primer mandamiento. Buscar lo espectacular de la realidad, lo que atraiga a los telespectadores. Se busca captar audiencia como si fuera cazar moscas con un papel azucarado arriba de la mesa. Mediante hechos violentos, de crímenes, de maltratos, de gente del espectáculo que nada aporta. Por eso se da la banalización de la información. Porque hay noticias que tienen la capacidad de atraer un gran número de audiencia, entonces se les dedica más tiempo que a otras. Ocurre todo el tiempo. Yo cambio de canal de un noticiero a otro, en cualquier hora del día, aún más en lo canales exclusivos de noticias, y están desarrollando la misma noticia, por ejemplo el tema de los “barrabravas” que tuvieron que volver de Sudáfrica sin poder asistir al mundial, y hasta es probable que con las mismas imágenes y con las mismas palabras extraordinarias. Y es muy probable también que esa noticia no sirva de nada para la audiencia, sí para los medios, recordemos la necesidad de atraer al público. “Impulsadas por la competencia por las cuotas de mercado, las cadenas de televisión recurren cada vez mas a los viejos trucos de los periódicos sensacionalistas y dedican el espacio más importante a la crónica de sucesos y a las noticias deportivas”.
Es un efecto homogeneizante. Es un mimetismo entre todos los medios, y un efecto de “bola de nieve”, donde lo que muestra la televisión sirve de guía para los demás medios, tanto para la prensa escrita como para la radio.
Todo esto me puede ayudar a mostrar cómo hoy la televisión forma, o mejor dicho deforma tanto la labor del periodista, como las mentes del público. Todo está relacionado con el villano mercado.
De todas formas aclaro que el periodista no es un simple observador pasivo, es decir la marioneta inmóvil, en todo este juego de manipulación, o tratamiento de manipulación, y mucho menos una victima. Ya que se ha dejado maniobrar mansamente, y es cómplice de tal causa, (¿acaso por miedo a “extinguirse”?), además de por las leyes del mercado, por lo que la gente quiere ver, quiere escuchar, y quiere opinar con el vecino al día siguiente de ver la noticia, lo que le causó tal noticia. Porque ahora éstas se hacen en referencia a lo que la gente pide, lo que el público desea ver, esto como consecuencia de un alejamiento, una desvinculación con la política, un descreimiento en ella. Es obvio que esto no favorece a la información objetiva.
Ahora bien, volviendo al tema de ver es igual a comprender. Ramonet indica que en realidad no es así como debe darse la ecuación. Adhiero con esta afirmación, porque para poder entender y comprender la profundidad de un hecho se debe acudir a la reflexión. A un análisis critico, un análisis mental si se quiere, para poder vislumbrar el verdadero significado de lo que se está mostrando. Pero el público está dentro de una pasividad provocada justamente por la televisión, y esto se ve claramente hoy en día, que impide crear conciencias críticas sobre lo que ocurre en la realidad. Es un “efecto narcotizante”. La audiencia se encuentra bombardeada por “información”, que termina llevando a un punto de des-información. Porque tanta información que reciben, no la pueden digerir bien, por ende, comprender lo verdadero.
Existe hoy una tendencia a creer que el periodista ya no sirve para nada, que el público no necesita del intermediario periodista, de aquel espejo de la realidad que más arriba mencioné. Que está en vías de extinción, como si fuera un dinosaurio. Extintos en el sentido de su característica principal, llevar los hechos del mundo a la mesa de cada hogar, para cada familia, siendo objetivo en el desarrollo de la noticia, porque esa es su función. En fin, ese primer mandamiento que se debe volver a tomar como principal.
Dejo en claro que el deber de informar está oculto en alguna parte, como jugando a la escondida queriendo ser “descubierto”. Queriendo ser librado de ataduras villanas que pretenden manipular el original valor del periodista.
Entonces hay que permitir una nueva redefinición del rol. Si hubo una redefinición al permitir el arrollador ingreso del mercado a la información masiva, debe haber una vuelta de tuerca que nos lleve a los orígenes esenciales del periodismo, al valor democrático de la información, la emisión de muchas voces, tanto diferentes como iguales, que puedan fundamentar su postura. En mi opinión, es la solución más adecuada, si no la única, que se puede encontrar. Hay que decir piedra libre al deber de informar, volver a entronizarla.
28 de julio 2010
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